Sin importar qué tanto te guste tu carrera universitaria, es muy probable que en algún punto de tus estudios te preguntes si lo mejor es cambiarte de carrera. Ya sea por el cansancio, la frustración, las clases difíciles o un profesor particularmente exigente, es normal que sientas esa necesidad de dejar todo y moverte a una licenciatura que disfrutes más.
Sin embargo, esa sensación no necesariamente se va a ajustar con la realidad. En pocas palabras, el hecho de que te sientas así no significa que es hora de cambiar de carrera. Quizás es una señal de que tienes que crecer como profesional para poder desempeñarte con éxito en esa área.
La línea que divide esas dos situaciones es muy delgada y, lamentablemente, muchos estudiantes toman la decisión equivocada. Para que eso no te suceda, hemos hecho este artículo en el cual te desglosaremos varias señales que, en conjunto, te ayudarán a darte cuenta de que es momento de cambiar de carrera.
Este es el punto más sencillo, pero también el más cierto: si a mitad de tu carrera te diste cuenta que tu vocación es otra, ¡Decídete a cambiar de carrera!
Sin embargo, es muy importante que definas bien por qué te sientes inclinado hacia esa otra carrera. ¿Es porque es más fácil? ¿Tus amigos la estudian? ¿Requiere menos créditos para graduarse?
Si alguna de esas razones rondan tu cabeza, entonces lo más probable es que estés cometiendo un grave error. Una carrera universitaria no se eligen por conveniencia, sino porque se adapta a tus gustos, intereses y habilidades.
Dicho de otra forma, lo que te va a indicar que realmente quieres hacer algo diferente, es si tus gustos, intereses y habilidades se adaptan mejor a la nueva carrera que estás eligiendo.
Es muy importante saber diferenciar “interés” y “diversión”. En casi todas las carreras del mundo, existe al menos una o dos clases que por su naturaleza tienen que ser densas y profundas, y a cualquier estudiante le costará seguirlas con el máximo entusiasmo posible.
Sin embargo, el hecho de que te aburras en una que otra clase, no significa que debas cambiar de carrera. También puede ser un tema de actitud, es decir, no le estás dando al tema la seriedad que se merece o estás distraído con otras cosas.
A lo que nos referimos, es al caso hipotético de que un tema, que antes te gustaba, de repente se vuelva plano y poco atractivo. Si antes te encantaba hacer proyectos relacionados con esa área, y de un día para otro ya no le ves el chiste, es muy probable que lo mejor sea cambiar de carrera.
Por supuesto, esto último sólo lo deberías considerar si sucede con muchísimos tópicos relacionados con tu licenciatura. Al final del día, cada área del conocimiento tiene distintas ramas y es normal que te enfoques en una en específico; no tiene que gustarte cada tema que tenga que ver con tu carrera.
Este sí que es un problema grave y, por suerte, quizás sea la señal más fácil de identificar.
Una cosa es que te cueste entender ciertos conceptos y otra muy distinta es que después de entenderlos, no sepas de qué te sirven. En pocas palabras, es el equivalente a tener una caja de herramientas, pero sin saber cuál es el propósito de cada artefacto. La caja se volvería inútil, ¿no es así?
El propósito de la universidad es obtener conocimientos clave para poder desempeñar una profesión con éxito. Si no puedes utilizar esa información y aplicarla a la práctica, no te sirven de mucho.
Por supuesto, es importante que sepas que esta situación puede tener solución. Por eso, antes de cambiarte de carrera, te conviene buscar consejo y tutoría. Tus profesores o incluso tus compañeros pueden ayudarte bastante a trasladar tus conocimientos a la práctica.
Si lo has intentado todo y no ha funcionado, lo mejor es que elijas otra área donde crecer como persona y profesional.
En este caso, no estamos hablando del estudiante que estudia poco y luego se molesta porque las cosas no salen como quisiera. Al contrario, estamos hablando del alumno que le echa muchas ganas e, incluso, consigue buenos resultados, pero se siente frustrado y molesto de todas maneras.
Cuando le echas ganas a algo, y no lo disfrutas, es porque definitivamente no va contigo. Por otro lado, si te molesta ir a clases, a pesar de que los temas no se te dificultan y tus profesores te caen bien, quizás se trata de un tema personal.
Esto es muy común que suceda en los jóvenes que eligieron su carrera basándose en lo que escogerían sus amigos, que dejaron que sus papás tomaran la decisión por ellos, o que se fueron por lo carrera que ofrecía el sueldo más alto.
Si eso aplica contigo, lo mejor es que te cambies a algo que realmente se ajuste a las habilidades e intereses que tienes.
Por lo general, cuando estudiamos una carrera que nos gusta, siempre hay uno o dos profesores por semestre que realmente nos inspiran por el simple hecho de que están desempeñando el trabajo que nosotros queremos hacer en el futuro, y porque suelen ser profesionales bastante inteligentes y con muchísima experiencia que provocan que nos sintamos proyectados en ellos.
Si eso no te sucede con ningún profesor, entonces existe la posibilidad de que no estés estudiando la carrera universitaria adecuada.
De todas formas, recuerda que no estamos diciendo que te tienen que agradar todos tus profesores, ni tampoco que tengas que formar un grupo como el de la Sociedad de los Poetas Muertos. Es tan sencillo como que si no te interesan los profesionales que ya tienen éxito en la carrera que estás estudiando, probablemente lo mejor será que te cambies de carrera universitaria.
Cabe destacar que debes identificar por lo menos cuatro de estas cinco señales para realmente estar seguro de que haces lo correcto al cambiar de carrera. Si no lo haces, lo más probable es que también te vaya mal en tu nueva carrera o no termines satisfecho con tus estudios.
¿Eres uno de los que tiene pensado cambiar de carrera? Esperamos que esta información haya sido valiosa para ti y que nuestros consejos te ayuden en tus decisiones. ¡Cuéntanos tu experiencia en los comentarios!