La pandemia por Covid-19 afectó muchos sectores como el de la educación, ya que obligó a todos alrededor del mundo a adaptarse a nuevas formas para la transmisión del conocimiento. Después de casi dos años, en México, el regreso a clases presenciales ha representado algunos retos importantes.
No cabe duda de que el aprendizaje se vio afectado, retrasado e incluso detenido en muchos niveles, por lo que volver al sistema presencial necesita de una etapa de calibración para evaluar lo que dejó la educación remota y rediseñar estrategias que permitan continuar con el desarrollo intelectual y social que las escuelas ofrecen.
Por el momento, solo nos queda enfrentar todos los retos que se avecinan en temas de educación, para lograr que este regreso a clases presenciales sea mucho más sencillo y de provecho para estabilizar el aprendizaje en los diferentes niveles educativos.
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Es importante vigilar los diferentes aspectos por los que un alumno puede atravesar en su regreso a clases presenciales, ya que el ambiente puede influir de diferentes maneras en sus emociones, concentración, habilidades sociales y hábitos, que influyen directamente en el proceso de aprendizaje.
Entre los principales aspectos a los que hay que poner atención se encuentran:
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomienda que “las escuelas implementen programas de convivencia y habilidades psicoemocionales” por medio de la capacitación docente, que permita el correcto manejo del estrés y ansiedad, con herramientas que permitan una mejor educación socioemocional.
Esto es aplicable en cualquier nivel educativo, ya que estos problemas son visibles en cualquier edad, nivel económico y cultural.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomienda que “las escuelas implementen programas de convivencia y habilidades psicoemocionales” por medio de la capacitación docente, que permita el correcto manejo del estrés y ansiedad, con herramientas que permitan una mejor educación socioemocional.
Esto es aplicable en cualquier nivel educativo, ya que estos problemas son visibles en cualquier edad, nivel económico y cultural.
En México, durante el primer año de la pandemia, se perdieron 12.5 millones de empleos, por lo que muchas familias aún sufren los estragos económicos que esto dejó y el regreso a clases presenciales representa un gasto extra que hay que solventar, por lo cual es importante prestar atención a aquellos alumnos que aún tienen problemas con su presupuesto.
Esta situación puede poner en riesgo el acceso a la educación de miles de jóvenes en etapa estudiantil, pues tienen que decidir entre estudiar o colaborar en casa para subsistir.
Si bien estamos un paso más cerca de salir de la pandemia, la realidad es que aún no estamos 100% libres de peligro, por eso las instituciones de educación deben asegurarse de contar con protocolos estrictos de salud y seguridad para evitar un brote masivo que ponga en riesgo a la comunidad escolar y todos los que la rodean.
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Para volver a clases con éxito, no basta con los esfuerzos y trabajo de docentes y autoridades educativas, también corresponde a las familias y sociedad en general contribuir con acciones que ayuden a que esta etapa de readaptación sea positiva para todos.
Tomando en cuenta, y brindando el apoyo necesario a cada actor que interviene en el proceso educativo y de aprendizaje, será mas sencillo cubrir los requerimientos socioemocionales del alumnado, y así crear mejores condiciones pedagógicas para reactivar de forma correcta el sistema educativo en clases presenciales.
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